Los Frutos del Otoño

El Otoño se anuncia con temperaturas más frías, con la caída de las hojas de los árboles y con la aparición de nuevos frutos repletos de nutrientes para hacer frente a las exigencias de la nueva estación. Castañas, boniatos, caquis y granadas son los primeros símbolos del otoño en llegar a nuestros mercados, aportándonos la energía y antioxidantes que nos dan las defensas necesarias para el, no siempre fácil, cambio de estación.

La Castaña, a pesar de ser considerada como un fruto seco, tiene una composición nutricional más próxima a la de los cereales. Su aporte energético es menor al del resto de frutos secos, tiene menos grasa, un alto contenido en agua, y aporta minerales como el potasio y vitaminas como los folatos. Sin embargo, son alimentos ricos en carbohidratos complejos, una característica que se debe tener en cuenta en casos de diabetes e hiperglucemia.

El Boniato es un tubérculo con una elevada densidad nutritiva. Sus nutrientes mayoritarios son los carbohidratos, tanto complejos como azúcares simples. Aunque su contenido en proteínas es moderado, tiene un buen equilibrio de aminoácidos, muy adecuado para su aprovechamiento, y es muy pobre en grasas. A pesar de ser un alimento rico en carbohidratos, estos pasan lentamente a la sangre, sin producir variaciones bruscas de la glucemia, e incluso se está estudiando su capacidad para estabilizar el nivel de glucosa en la sangre y reducir la resistencia a la insulina, lo que lo haría adecuado en casos de diabetes.

La pulpa anaranjada del boniato es rica en beta-caroteno (provitamina A). También aporta vitamina C y vitaminas del grupo B (B6, B5, B1 y B2). En cuanto a minerales, destaca por su aporte de manganeso, potasio, cobre y hierro. Además es rico en fenoles y flavonoides que se suman a los beneficios antioxidantes del beta-caroteno y la vitamina C.

El Caqui, también conocido como palo santo, es una fruta originaria de China y Japón, con un cultivo muy extendido en Andalucía, Valencia y Castellón. Hay distintas variedades, que difieren también en composición. Todas ellos tienen en común su elevado contenido de agua y en hidratos de carbono (fructosa y glucosa), por lo que su valor calórico es bastante elevado respecto a otras frutas. Su contenido en grasas y proteínas es muy bajo, y en cuanto a su aporte de fibra contiene pectina, de tipo soluble, en cantidad moderada. Respecto a las vitaminas y minerales, destaca, al igual que el boniato, por su riqueza en los antioxidantes beta-caroteno y vitamina C. Es rico en potasio y aporta, aunque en menor proporción ciertas vitaminas del grupo B (B1, B2, y B3) y minerales como el, calcio, fósforo, hierro y sodio.

La Granada es muy baja en calorías, pues tiene un bajo contenido en hidratos de carbono. Destaca, sin duda, por la gran variedad y riqueza de sustancias antioxidantes que contiene y por su riqueza en manganeso, que puede justificar su fama como fruta afrodisíaca, pues este mineral vitaliza el sistema nervioso y las hormonas sexuales.

Los antioxidantes de la granada, como los polifenoles, las antocianidinas, las catequinas, el ácido elágico y la vitamina C, han hecho de este fruto un apreciado alimento para la prevención y ayuda en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y enfermedades neuro-degenerativas (Alzheimer y demencia). Contiene además estrógenos vegetales (fitoestrógenos) que ayudan a mejorar los síntomas de la menopausia y evitan la descalcificación ósea.

La granada también tiene propiedades antimicrobianas, de gran utilidad en el tratamiento de afecciones pulmonares y de infecciones que con frecuencia se producen con la bajada de defensas que muchas personas experimentan en el cambio de estación.

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