Propiedades nutritivas y terapéuticas de la alfalfa

La Alfalfa (Medicago sativa L.) es una leguminosa que se ha utilizado tradicionalmente como planta forrajera, para la alimentación del ganado, pero que también tiene una gran riqueza en nutrientes beneficiosos para nuestro organismo.

La Alfalfa es rica en las Vitaminas A, B1, B2, B6, C, D, E y K. El 10% de su peso son minerales, entre los que destacan el Calcio, Fósforo, Hierro, Azufre, Sílice, Potasio, Magnesio y Sodio. El 22% de su peso son proteínas, cuyo contenido aumenta si la semilla se ha germinado. También contiene isoflavonas (genisteína), cumarinas (cumestrol), saponinas y enzimas digestivas.

Esta gran variedad y calidad de los nutrientes que aporta la Alfalfa la hacen un complemento ideal de la dieta en casos de debilidad, astenia, malnutrición, anemias y otras enfermedades carenciales en general.

 

APLICACIONES TERAPEÚTICAS DE LA ALFALFA

  • Osteoporosis, artritis, artrosis y reuma.

Es un importante aporte de Vitamina D, Calcio, Magnesio y Fósforo. Su efecto beneficioso en estas patologías se ve reforzado por sus propiedades depurativas y diuréticas.

  • Trastornos digestivos.

Se emplea para el tratamiento de úlceras pépticas, para regularizar la digestión por su contenido en enzimas y, tomada antes de las comidas, puede reducir los niveles de colesterol en sangre.

  • Refuerzo del Sistema Inmune.

Su riqueza en Vitamina C supone un refuerzo frente a los virus causantes de gripes y resfriados.

  • Anticoagulante.

La Alfalfa es rica en Vitamina K, conocida por sus propiedades hemostáticas, beneficiosa en cuadros hemorrágicos nasales, hemorroides o menstruaciones excesivamente abundantes.

  • Menopausia y Síndrome Premenstrual.

Las Isoflavonas y el Cumestrol que contiene esta leguminosa tienen un marcado efecto estrogénico.

  • Dietas Vegetarianas

Las semillas de Alfalfa germinadas son una excelente fuente de proteínas, aconsejable para dietas vegetarianas en particular, pero también como fuente de proteína vegetal, minerales y vitaminas en cualquier tipo de dieta.

 

La Alfalfa puede consumirse fresca, muy recomendable si ha sido germinada. La dificultad para conseguir la Alfalfa fresca se puede solucionar consumiéndola en forma de zumos o como suplementos nutricionales (polvo, cápsulas, comprimidos, extractos). En este último caso, además de la comodidad que suponen al no ser perecederos a corto plazo, aseguran la calidad química y la riqueza nutricional de la materia prima.

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